El curso pasado estuvo de Erasmus en Madrid y tenía la intención de ver al equipo vigués por primera vez en Balaídos, pero la pandemia frustró sus planes
«el típico niño que se ha criado con el fútbol» y al que le gustaban los cromos. Lo que ya no es tan «típico» es ser celtista en Alicante sin tener vínculo alguno con Galicia,
Actualmente calcula que su colección está entre los 200 y los 300 cromos y su objetivo es completar todos los años en los que el club ha estado en Primera desde 1976
. «Me dicen que no es normal el sentimiento que tengo, que lo vivo más que mucha gente de Vigo», cuenta con orgullo. «Ahora mismo voy con la sudadera del Celta por Alicante»,